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El lugar donde nacen las mejores ideas

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El lugar donde nacen las mejores ideas

¿Quién no conoce la frase de Picasso: “Cuando llegue la inspiración, que te encuentre trabajando”? No solo sirve para artistas y creativos, también vale para la innovación. Sin ideas ni momentos felices, no surgen nuevos proyectos y la innovación puede darse por muerta. Las fábricas de ideas no existen, pero sí podemos crear fábricas motivadoras de las mismas.

 

En la época clásica, autores como Platón pronosticaron que la mente, de donde provenían las ideas, estaba dividida entre Logistikon y Nous: una parte racional y otra intuitiva. Con el tiempo, se ha ido asentando esta creencia hasta que se ha aceptado, más o menos, que las mejores ideas, las del millón de dólares, provienen del lado derecho del cerebro: el más intuitivo, donde reside la creatividad, la imaginación y el pensamiento divergente.

Sin embargo, las ideas no surgen por generación espontánea. Nos tienen que pillar trabajando. Paradójicamente, los estudios resaltan que el lugar donde menos proliferan los momentos “eureka” son los espacios de trabajo y donde más, en un 97%, los baños. Entonces… ¿en qué quedamos? ¿Hay que estar trabajando para tener una buena idea o no? Sí y no… Los proyectos más brillantes surgen cuando estamos relajados, tranquilos y centrados. Un trabajo, por norma general, se realiza en un entorno estresante y con acciones mecánicas que merman cualquier forma de creatividad.

Para que las ideas fluyan hace falta activar el hemisferio derecho. Y, ¿cómo lo hacemos? Realizando actividades de su competencia: escuchando música, tocando instrumentos, dibujando, haciendo ejercicio, utilizando el sentido del humor… En definitiva: trabajando el caos.

Es lo que se llama una organización caórdica: la conjugación del caos y del orden en un mismo sistema. No, no me he vuelto loco. Lo caórdico es el principio organizativo presente en toda la naturaleza: “define el comportamiento de cualquier organismo, organización o sistema autoorganizado y autogobernado que, de forma armoniosa, mezcla características de caos y orden”. Demasiado parecido a la razón de ser de un coworking para ser una casualidad.

Sabiéndolo o no, los espacios de coworking basan sus comunidades en los principios caórdicos. Se trata de entornos en los que no existe la linealidad y la adaptación es el pan de cada día. A pesar de tener los principios y objetivos claros, el orden del caos se asienta para motivar el aprendizaje, las cooperaciones y finalmente la innovación. En un ambiente cambiante es más fácil que el cerebro sea proactivo y desarrolle nuevas ideas. Es ahí donde aparecen las fábricas motivadoras de ideas.

Los nuevos modelos empresariales empiezan a tomar consciencia de esto y las empresas no dudan en desarrollar entornos propicios para tener trabajadores que conviertan su creatividad en un concepto, algo que posteriormente tome forma en un producto. Las empresas a la cabeza de estos modelos son de sobra conocidas: Google, Apple, Tesla, Facebook… gigantes tecnológicos que han sabido exprimir hasta la última gota de la creatividad de sus empleados.

Pero hay otros lugares, otras empresas, que toman la forma de incubadoras y coworkings y están en el centro de la innovación mundial ahora mismo. Estos son los espacios donde se está gestando el mundo del futuro:

Loom – Madrid, España

Un espacio colaborativo fundado por Paula Almansa, pionera en implantar las tendencias caórdicas en espacios colaborativos. Loom está en la Real Fábrica de Tapices de Madrid y conjuga los roles creativos y organizativos de sus coworkers en torno a tres herramientas de trabajo: espacios inspiradores y acogedores, comunidades proactivas y programación de interés. Todo para activar la creatividad.

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Second Home – Londres, Reino Unido

Un exclusivo coworking en el que coinciden los emprendedores más destacados de la City con miembros de Google o de Ermenegildo Zegna. Tienen tres centros en Londres y uno en Lisboa, y pronto abrirán otros dos centros, uno en Hollywood y otro más en la capital británica.

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MIT Media Lab – Cambridge, Massachusetts

El famoso MIT (Massachusetts Institute of Technology) es uno de los centros de innovación con mayor reconocimiento mundial. Funciona a todos los efectos como incubadora de empresas y, desde sus inicios, como potenciadora de ideas… y no parece que vaya a dejar de serlo.

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The Cube – Madrid, España

Hasta 5.000 m2 dedicados a la innovación para un ecosistema enfocado a los emprendedores tecnológicos. Se trata de un nicho de start-ups y grandes empresas que desarrollan sus negocios y se forman en el primer instituto IoT (Internet of Things) de España. Es una iniciativa de Unlimiteck Company Builder.

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Baidu – Pekín, China

Se le considera el Google chino y, según el MIT Technology Review, es la segunda empresa más innovadora del mundo. Es pionera en tecnología de reconocimiento de voz e inteligencia artificial conversacional. Tal y como apuntan sus últimas inversiones, en las que los accionistas se han hecho con casi el 50% de la tecnológica, la compañía no para de crecer. Su último logro ha sido un chip de inteligencia artificial.

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Y Combinator – Mountain View, California

Es la incubadora tecnológica que ha dado a luz a start-ups multimillonarias como Dropbox, Reddit o Airbnb. A día de hoy es una leyenda y sigue siendo una referencia en cuanto a innovación. Cuentan con un programa que consiste en un empujón financiero, creativo y empresarial, a cargo de grandes mentores, que garantiza el éxito de las empresas.

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Start-Up Chile – Santiago, Chile

Santiago es la capital de la innovación tecnológica en Sudamérica. Esta entidad cuenta con un espacio de coworking y una incubadora de empresas. En pleno “Valle del Chilecon” (haciendo un guiño a Silicon Valley) sigue siendo la que más destaca ya que disponen de financiación institucional e inversión privada de empresas como Telefónica.

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En portada: imagen de la película Lucy

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Diego Sánchez

Periodista y comunicador audiovisual de formación. Periodista freelance y maquetador editorial como profesión actual. Siempre en busca de la creatividad y con un escudo de optimismo.